Las personas más pobres del mundo viven en zonas rurales y dependen de la agricultura para su sustento. Esta realidad afecta, por sobre todo, a las mujeres. La Agricultura puede llegar a ser hasta cuatro veces más efectiva para aumentar los ingresos de los más pobres y la inversión en conocimiento e innovación genera una riqueza mejor distribuida a nivel socio económico. Estos sectores, son clave para el desarrollo de la economía global.